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ESCALADA EN EL RÍO TOUDRA

ESCALADA EN LAS GARGANTAS DEL TOUDRA

Algunos miembros de la Asociación Española de Deportes Extremos se desplazan a las gargantas del Toudra, un paraíso de la escalada.

Las gargantas del Toudra son una importante vía para la transhumancia del ganado caprino y bovino desde los pastos de alta montaña del Atlas a los pastos de las zonas bajas.

En un país tan ruralizado como Marruecos la transhumancia sigue siendo practicada por muchos ganaderos y ha condicionado el paisaje de la zona.

Actualmente, Toudra es un importante reclamo turístico en las agencias de viaje de todo el mundo, y la gran afluencia de turistas ha hecho que la mayor parte de la población del lugar abandone sus tradiciones y se dediquen a vivir de y para el turismo.

En Toudra hay dos tipos de visitantes, los turistas clásicos y los amantes de la escalada y la montaña. Estos últimos son bastante queridos y admirados por la población, que despotrican del resto de visitantes que hacen las típicas visitas organizadas y fugaces a Toudra.

- "Prisa mata" es el dicho local.

Escalando en las gargantas del Toudra en Marruecos

La primera vez que llegé a las gargantas del Toudra era de noche, el cielo estaba despejado y con luna nueva.

Hacía dieciocho días, casi tres semanas, que estábamos en Marruecos. Sami nos estaba enseñando todos sus rincones, Alvaro Molina, Kuiti, Tito y David Castán eramos el resto del equipo.

Apenas podíamos distinguir las tremendas paredes de rocas de unos cuatrocientos metros de altura por la visión que teniamos de las estrellas. Todo era negro menos una franja de cielo estrellado encima de nosotros que se abría a lo largo de la garganta.

Parecía que habían recortado parte del cielo y quitado sus estrellas.

Llegamos por carretera hasta un punto donde el río cruzaba la carretera. Por un momento dudamos, pero lo pasamos sin problema. Antes habíamos probado a cruzarlo andando.

Dormimos en la furgo, como siempre, deseando que amaneciese para explorar todo lo posible.

Por la noche se oían numerosos anfibios, ranas y sapos; sus sonidos se repetían por las paredes de la garganta mezclado con el sonido del agua, un bello concierto de la naturaleza.

Al día siguiente nos levantamos al amanecer, las vistas eran impresionantes: altísimas paredes de roca caliza de color rojizo, que alcanzaban cuatrocientos metros de altura. En varias zonas se extendían hasta donde alcanzaba la vista.

Había tramos en que las paredes estaban a menos de doscientos metros; en otras zonas la garganta se abría más de un kilómetro.

El río Toudra recorre la garganta. Sus aguas están muy limpias y la vegetación de ribera es abundante, destacando las palmeras.

Hay muchas pozas, pequeñas cascadas y otras zonas donde el río se ensancha.

Las únicas construcciones que destacan son las de los hoteles, pero son escasos y están integrados en el paisaje.

Nos pusimos a conocer la zona; fuimos hacia el norte, encontramos unas acequias por las que el agua corre abundante y riegan unos cultivos hortícolas.

Estuvimos hablando con el hortelano, mientras recorría la acequia limpiandola de restos vegetales, sus cataratas no le permitía ver mucho, así que le estuvimos ayudando; sacamos un par de pilas, ¡cuanto daño pueden hacer esas pequeñas baterías, y la gente las sigue tirando por todos sitios!.

Mientras recorriamos la garganta no parabamos de ver vías de escalada, nos dimos un baño y fuimos a por el equipo.

Hacía mucho calor, sobre todo en las zonas donde da el sol, así que elegimos unas paredes a la sombra donde empezamos a trepar.

Teníamos algunas lesiones, se notaba el largo viaje, por lo que decidimos no hacernos ninguna vía entera. Nos pusimos a abrir largos de todas las vía posibles, para conocerlas bién y volver a por ellas otra vez, pero no al final de un viaje, sino al principio.

La roca tiene buenas presas, y los gatos se agarran fuerte

Se nota que Toudra es una zona de peregrinaje mundial: los seguros metidos variaban bastante de una vía a otra. Las habian equipado holandeses, franceses, australianos... algunos seguros eran bastante extraños.

La mayoría de las vías están bién equipadas, aunque la roca tiene buenas zonas donde meter "quincalla"

El calor pegaba fuerte, sobre todo cuando llegabas a un punto donde te daba directamente.

Un chapuzón de refresco y de vuelta a la pared.

Al estar colgados de esas paredes te sentías algo insignificante. Un pequeño punto entre tanta roca.

Estuvimos dos días trepando, y de allí nos fuimos hacia un oasis cerca del desierto.

Salimos de Toudra de día, y fuimos parando continuamente, asombrados del paisaje que nos rodeaba.

El río Toudra se pierde en el desierto, formado un oasis longitudinal rodeado de casas de adobe y Kashbash.

Un bello sitio para volver, sin duda.

TEXTO Y FOTOS: DAVID CASTÁN MONTES. Copyright © 2001 Asociación Española de Deportes Extremos. Todos los derechos reservados.